La mentira

"La mentira es un arma revolucionaria". Curiosas palabras pronunciadas por Lenin, cacique rojo por excelencia, que no contento con enunciarlas, las puso en práctica con el conocido macabro resultado entre su pueblo.
La frase tuvo adeptos, sin ir más lejos su sucesor, Stalin, también utilizó profusamente la mentira como método de adoctrinamiento de masas, eso sí, aderezado con el "sabroso" arte de la tortura y la intimidación, que para eso estamos hablando de un comunista.

Y no paró ahí la cosa, qué va. Coetáneo a este sujeto, a unos miles de kilómetros, Josef Goebbles, ministro de la propaganda de Hitler, se despachó a gusto y acuñó la también célebre frase "una mentira mil veces repetida puede convertirse en verdad". Como resultado, millones de personas "abducidas" por las vaciedades de la palabra goebblesiana, que como mansos corderos desfilaron uno a uno hacia el matadero de la segunda guerra mundial.

Hoy día, la mentira es arte de culto, digna de estudio y, como siempre, muy perniciosa para la salud política de un país. Y si a este país le ponemos "nombre y apellidos", (lease España), todos los indicios nos llevan a una persona que aprendió al dedillo las enseñanzas de Lenin, nuestro querido presidente del gobierno.
Un hombre, que no es que mienta, es que desconoce el concepto de la verdad, que no duda en poner la mentira como arma afilada en pos de su "revolución personal". el problema aparece cuando esta revolución conlleva la destrucción del estado de derecho y la humillación de las víctimas del terrorismo.

- "Primero la paz, luego la política": Frase recogida en una entrevista realizada recientemente, más o menos hace un mes.

Mentira, falso, irreal. Este caballerete acaba de anunciar el diálogo con HB, o sea ETA, aún sin haber renunciado a la violencia. Vuelve a mentir. Lleva mintiendo toda la legislatura.

Alguien debería de explicarle que el efecto a largo plazo de mentir crónicamente, más que un arma revolucionaria, es un boomerang que acaba estallando en los morros.

Le estalló a Lenin, le estalló a Stalin, por supuesto le estalló a Goebbels.

Usted es el siguiente.