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Silencio. Dicen que cuando no hay mucho que decir, es mejor estar en silencio que abrir estúpidamente la boca. El típico mejor estar callado y parecer bobo que hablar y confirmarlo.

Pues bien, seguramente alguno se habrá dado cuenta el largo tiempo que ha pasado desde la última reseña, dedicada a uno de los mejores futbolistas que ha habido. La explicación parcial podría ser la fulminante bronquitis que me ha tenido en cama una semana de vellón, aunque no ha sido precisamente sólo por eso.

Hay días que te levantas y ves que la vida no tiene gracia alguna. Que realizas tu trabajo con desagana y sin ninguna motivación, vuelves a casa y te da absolutamente lo mismo tus cosillas, tus amigos y los acaeceres mundanos. Y por supuesto, enarbolar un látigo con intención de fustigar dialécticamente en tu pequeño espacio internetero es algo que no entra en tus planes.

Supongo que son días que tiene uno, que no siempre son así y que pasado un tiempo las cosas empiezan a verse de color, dejando paso al gris-negruzco del que están tiznadas ahora.

Es por ello que mis visitas al latigazo han resultado escasas de un tiempo a esta parte, lo cual no quiere decir que abandone este pequeño proyecto, ni mucho menos.

En fin, que no me apetece demasiado seguir contando más cosas, sólo me he dejado caer por aquí con la intención de informar de que esto sigue en pie, y ojalá por mucho tiempo.